“Caemos como cae un ángel” desarrolla y perfecciona las virtudes desplegadas en sus dos obras anteriores: instrumentación cruda y austera, melodías vestidas con sutiles ropajes eléctricos y protagonismo absoluto de la voz. Musicalmente, las canciones siguen bebiendo de las fuentes que mejor han calmado la sed de su autor en los últimos años:
el blues antiguo, el country, el folk, el rock más primitivo, el soul, el jazz…